Francia prohíbe correr ciclocross a Paul Seixas
El ciclismo francés ha sido testigo, en los últimos meses, de una decisión polémica que ha generado gran debate tanto entre los aficionados como en el entorno profesional: la prohibición de que Paul Seixas , considerada la mayor promesa del ciclismo galo en décadas, compita en ciclocross. Detrás de esta medida hay un motivo principal: proteger al joven corredor de lesiones y asegurar que su desarrollo en carretera llegue a buen puerto , especialmente pensando en el gran objetivo de Francia: volver a ganar el Tour de Francia , algo que no sucede desde Bernard Hinault en 1985.
El contexto: una generación de talento y obsesión por el Tour
Francia lleva más de cuarenta años sin ver a uno de los suyos vestir el maillot amarillo en París. Desde aquel legendario triunfo de Hinault, ni Laurent Fignon, ni Thibaut Pinot, ni Romain Bardet —a pesar de haber estado cerca— lograron romper una sequía que ya se percibe como un trauma nacional. En este escenario ha surgido Paul Seixas , un ciclista que a sus 19 años ya es considerado el heredero natural de la tradición gala.
El joven, actualmente bajo contrato con el equipo Decathlon CMA-CGM , formó su primera temporada profesional con resultados sorprendentes, llegando incluso a compartir podio con figuras como Tadej Pogačar y Remco Evenepoel en el último Campeonato de Europa.

Por su edad, madurez y polivalencia, las expectativas puestas en él han alcanzado un punto inédito. Algunos medios franceses y miembros de su entorno han proyectado que 2030 podría ser su año dorado , el momento en el que Francia recuperaría su posición dominante en el ciclismo mundial. Pero este plan exige planificación extrema, control de su carga competitiva y, como se ha demostrado, incluso vetarle disciplinas que no encajen en su preparación estratégica.
La decisión: proteger al joven talento del barro y las caídas
El detonante de la prohibición fue un episodio ocurrido a inicios de 2025. Seixas, apasionado del ciclocross desde sus años como junior, sufrió una fractura de muñeca mientras entrenaba antes de la prueba de la Copa del Mundo de Benidorm. Aquello encendió todas las alarmas en la Federación Francesa y en su equipo, que hasta entonces habían permitido cierta libertad para compatibilizar disciplinas.
El exseleccionador nacional François Trarieux , pieza clave en la formación de jóvenes talentos franceses, fue tajante al analizar el caso:
"Sé que te encanta el ciclocross, pero dado tu nivel en carretera, mejor olvídalo, porque te vas a lesionar cada vez más. Me dolió, pero era necesario", explicó Trarieux en una entrevista con la prensa francesa.
Según su propio testimonio, Seixas nunca destacó por sus cualidades técnicas sobre el barro. Aunque su potencia le permitía compensar en parte esas carencias, el ciclista francés presentaba deficiencias evidentes al correr con la bicicleta al hombro o en las zonas más técnicas de los circuitos. Su rendimiento dependía en exceso de su condición física, algo que incrementaba el riesgo de lesiones.
En ese contexto, y tras el incidente de Benidorm, el cuerpo técnico y la Federación Francesa decidieron retirar a Seixas del calendario invernal de ciclocross , aconsejándole centrado exclusivamente en la preparación de la temporada de carretera 2026.
Una decisión estratégica para el futuro del ciclismo francés
La medida ha sido interpretada como una estrategia de largo plazo para garantizar que la alegría del ciclismo francés llegue al máximo nivel posible en carretera. El plan diseñado por el equipo de Seixas y los técnicos nacionales se alinea con una filosofía de crecimiento progresivo , en la que cada temporada tiene objetivos definidos de desarrollo, sin exponer al corredor a esfuerzos o riesgos innecesarios.
En palabras del propio entorno técnico, el objetivo es que el joven corredor llegue al Tour de Francia 2030 como un aspirante legítimo al podio y, eventualmente, al título. Para ello, su programa 2026 ya está plenamente orientado a las grandes Clásicas y las pruebas WorldTour , según confirmó el medio especializado Ciclo21 en su boletín de diciembre de 2025.
Esta planificación incluye un calendario de pruebas de resistencia controladas, entrenamientos en altitud y una reducción de las competiciones fuera de la carretera. En definitiva, el enfoque prioriza la conservación del talento y la prevención de lesiones, incluso si ello implica renunciar temporalmente a una disciplina tan formativa y espectacular como el ciclocross.
El papel del ciclocross en la formación de los grandes campeones
A pesar de la decisión francesa, el ciclocross ha demostrado ser una escuela excepcional para muchos de los mejores ciclistas del mundo. En las últimas décadas, la modalidad ha forjado a auténticos “todoterrenos” como Mathieu van der Poel , Wout van Aert o Tom Pidcock , quienes se alternan con éxito entre la carretera y otras disciplinas como el mountain bike o el gravel.
Estos ejemplos han inspirado a numerosos jóvenes a seguir un enfoque multidisciplinar. Sin embargo, no todos poseen las mismas cualidades técnicas ni la capacidad de adaptación que caracterizan a estos campeones. En el caso de Seixas, los informes técnicos apuntaban a que su perfil era demasiado “puro” de carretera , con un peso ligero (59 kg) y una altura de 1,84 m que, si bien favorecen el rendimiento en montaña, le restan estabilidad en terrenos irregulares.
Además, Francia vive un momento de replanteamiento estratégico en sus categorías inferiores . Con la introducción de nuevas normas de la Unión Ciclista Internacional (UCI) que afectarán desde 2026 tanto a la carretera como al ciclocross —como los límites de anchura de los manillares o la integración de puntos entre disciplinas—, las federaciones nacionales están obligadas a ajustar sus programas de desarrollo para no saturar a los corredores jóvenes.
La UCI impulsa la integración multidisciplinar
Paradójicamente, mientras Francia limita el acceso de su mayor talento al barro, la UCI apuesta por la dirección contraria. Desde finales de 2025, el máximo organismo rector del ciclismo ha aprobado una serie de reformas con el objetivo de integrar los resultados obtenidos por los ciclistas en distintas disciplinas dentro del ranking de carretera.
En concreto, según el nuevo artículo 2.10.004ter del reglamento UCI , a partir de octubre de 2026 los equipos WorldTour y ProTeam podrán sumar puntos al ranking por los resultados que sus corredores logren en mountain bike (XCO), ciclocross, pista y gravel . Con esto, la UCI busca reconocer la naturaleza multidisciplinar del ciclismo moderno y fomentar la participación cruzada entre modalidades.
Esta iniciativa sitúa el caso de Seixas en un dilema evidente: mientras su país le restringe actividades para protegerlo, la UCI impulsa políticas que premian precisamente a los corredores más versátiles . Ejemplos como los ya citados Van der Poel o Pidcock prueban que la combinación puede ser exitosa si se maneja con criterio.
Las nuevas reglas técnicas: seguridad, aerodinámica y control.
Otro aspecto a tener en cuenta es que la disciplina de ciclocross afrontará importantes cambios técnicos a partir de 2026. La UCI ha anunciado nuevas normas sobre equipamiento y seguridad , que afectarán tanto a la carretera como al ciclocross y la pista.
Entre ellas se incluye la exigencia de un ancho mínimo de 400 mm para los manillares , limitaciones en el diseño de las horquillas y un control del tamaño de las llantas para evitar velocidades excesivas. También se regularán de manera diferenciada los cascos de contrarreloj y los de pruebas con salida en grupo , introduciendo criterios de ventilación, seguridad y homologación a partir de 2027.
Estas, orientadas a reforzar la seguridad y la equidad, podrían reducir las diferencias entre las bicicletas de carretera y ciclocross, pero también incrementarán los costes de adaptación de medidas técnicas para los equipos y federaciones, lo que refuerza la idea de que el ciclocross podría no ser prioritario para quienes, como Seixas, tienen un plan centrado al 100% en las grandes vueltas.
Opiniones encontradas: prudencia o excesiva cautela
La postura del exseleccionador Trarieux ha sido respaldada por parte del entorno técnico francés, que pone como ejemplo la lesión y el desgaste de corredores jóvenes multidisciplinares en el pasado. La preocupación se centra en que la combinación de altas cargas de entrenamiento, desgaste físico y estrés competitivo pueda adelantarse a la madurez fisiológica y mental de un ciclista todavía en desarrollo.
Sin embargo, otros expertos y antiguos corredores han expresado su disconformidad, argumentando que limitar el contacto con modalidades como el ciclocross empobrece la formación técnica y la agilidad sobre la bicicleta , cualidades que resultan valiosas incluso en la carretera.
Zdeněk Štybar, ex campeón del mundo de ciclocross y estrella reconvertida en clasicómano, señalaba recientemente que su paso por el barro fue clave para dominar las pruebas empedradas y el control de la bicicleta en situaciones extremas.
Por su parte, la decisión francesa también ha sido observada con cierta ironía desde otros países, especialmente Bélgica y Países Bajos , donde el ciclocross se considera casi una religión y parte indispensable de la educación deportiva. Allí, figuras como Van Aert y Van der Poel son ejemplo de que la versatilidad puede potenciar más que limitar.
La presión mediática y la gestión de un prodigio nacional
El fenómeno Paul Seixas ha trascendido lo deportivo. Los medios franceses lo califican como “la joya del ciclismo”, un apelativo que recuerda a la presión que soportaron antiguos ídolos como Romain Bardet o Julian Alaphilippe. A diferencia de ellos, Seixas se enfrenta a una expectativa generacional : la misión simbólica de devolver a Francia al trono del Tour.
Esa presión explica la actitud extremadamente conservadora de sus mentores. El propio Trarieux describió la situación como un proceso de “gestión del tesoro nacional”, refiriéndose al ciclista como un activo demasiado valioso para poner en riesgo por una pasión secundaria.
El exdirector incluso recordó que el propio Bernard Hinault, una de las referencias históricas de Francia, recomendaba a las jóvenes promesas de no dispersarse entre disciplinas para mantener el enfoque absoluto en la carretera, donde se decide el prestigio máximo del ciclismo internacional.
¿Un precedente para otros países?
La prohibición de Seixas podría marcar un precedente importante. Si bien la UCI fomenta la participación multidisciplinar, los equipos nacionales y los directores deportivos tienen libertad para establecer restricciones en función de los intereses de sus programas internos.
En este sentido, Francia ha adoptado un modelo muy distinto al de otras potencias del norte. Bélgica y Países Bajos mantienen calendarios integrados en los que las estrellas del pavé y el ciclocross coexisten con proyectos en carretera. España , por su parte, sigue un camino intermedio, apoyando el ciclocross como herramienta de desarrollo invernal, pero sin imponerlo ni convertirlo en prioridad.
El clima y la cultura deportiva también influyen. Francia ha visto cómo el ciclocross ha quedado relegado a un segundo plano frente al auge del gravel y las pruebas de ultrarresistencia, aunque mantiene una sólida base de aficionados y campeonatos nacionales competitivos.
Entre la prudencia y el miedo a perder una oportunidad
El veto de Francia a que Paul Seixas compita en ciclocross simboliza el choque entre dos visiones del ciclismo moderno : una que busca preservar y planificar con rigor científico la carrera de un prodigio, y otra que valora la experiencia multidisciplinar como una vía de crecimiento técnico y mental.
A corto plazo, la decisión podría tener sentido: proteger a un joven de 19 años de lesiones innecesarias y centrar su desarrollo en el terreno en el que más promete, la carretera. Pero a largo plazo, puede representar una pérdida de aprendizaje valioso y un obstáculo para su evolución integral.
El equilibrio entre proteger y limitar es delicado. La historia reciente ofrece ejemplos en ambos sentidos: Pidcock, Van der Poel y Van Aert demuestran que se puede triunfar en varias disciplinas; Otros talentos se perdieron en el exceso de exigencia. Francia, un país obsesionado con recuperar su corona en el Tour, ha optado por el camino del control total. Solo el tiempo dirá si fue la decisión correcta… o si privó al ciclismo del próximo gran campeón multidisciplinar.
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