Porque el Col de Loze es una pesadilla para Pogacar
El Tour de Francia está repleto de ascensos legendarios que han escrito páginas de gloria y dolor para los grandes campeones del ciclismo. Sin embargo, hay pocos puertos que hayan entrado tan rápido en el imaginario colectivo de este deporte como el Col de la Loze, y menos aún los que se han ganado el título de “pesadilla” para una figura como Tadej Pogacar. Hoy exploramos en profundidad por qué el Col de Loze es una pesadilla para Pogacar, analizando los datos, los antecedentes, y las emociones que rodean a este coloso alpino.

El nacimiento de un monstruo: ¿Qué es el Col de la Loze?
El Col de la Loze es posiblemente el último gran monstruo añadido al recorrido del Tour de Francia. Situado en el corazón de los Alpes franceses, conecta las estaciones de Méribel y Courchevel a través de una carretera que solo fue asfaltada para bicicletas en 2019. Desde entonces, pese a su corta historia, la Loze se ha ganado fama de ser uno de los ascensos más duros y decisivos del ciclismo mundial.
La subida tiene una longitud de entre 26 y 28 kilómetros (dependiendo de la vertiente escogida) y culmina a 2.304 metros de altitud, lo que la convierte en la cima más alta del Tour de Francia 2025. El puerto presenta rampas sostenidas del 7% de media, con picos de hasta el 20%, y zonas de gran irregularidad donde es imposible encontrar un ritmo constante. El tramo final, ya por encima de los 2.000 metros, parece diseñado para descubrir el límite humano de cualquier ciclista.
Pero lo que realmente diferencia al Col de la Loze de otros gigantes como el Tourmalet o el Ventoux es su modernidad y su falta de tránsito motorizado en los kilómetros definitivos, lo que crea una experiencia de ascensión única tanto en soledad como en el fragor de la batalla del Tour(Routedesgrandesalpes).

Pogacar y la “pájara” de 2023: El origen del trauma
Para entender por qué el Col de Loze es una pesadilla para Pogacar, basta retroceder dos años en la memoria colectiva del ciclismo. El 19 de julio de 2023, el esloveno llegaba a la etapa reina como uno de los grandes favoritos al maillot amarillo, en una lucha directa y espectacular con Jonas Vingegaard. Pero lo que se presagiaba una nueva épica terminó en uno de los momentos más humanos de su carrera: Pogacar, exhausto, lanzó la frase “Estoy muerto, se acabó” en plena subida al Col de la Loze.
El resultado fue devastador: perdió más de 5 minutos frente a Vingegaard, que subió la Loze a ritmo infernal y sentenció aquel Tour de Francia. En palabras del propio Tadej, fue “una pájara monumental”. Las imágenes de Pogacar vaciándose, casi tambaleándose y ayudado por su compañero Marc Soler, proyectaron la vulnerabilidad de un campeón que hasta entonces parecía invencible.
Ese día, el Col de la Loze pasó de ser un puerto más a convertirse en el escenario de uno de los mayores dramas modernos del Tour y en el auténtico “criptonita” eslovena.

¿Por qué colapsó Pogacar en la Loze?
El desenlace de aquella etapa no fue casualidad. El Col de la Loze combina dos factores demoledores para cualquier ciclista profesional, incluidos los mejores del mundo:
- Altitud extrema: A más de 2.000 metros, la cantidad de oxígeno disponible disminuye drásticamente. Para corredores no “aclimatados” al entrenamiento en altura, el déficit de oxígeno puede provocar un bajón de rendimiento súbito, la temida “pájara”.
- Irregularidad y rampas brutales: La Loze es una trampa de cambios de ritmo, donde se alternan tramos del 3-4%, descansillos cortos, y auténticas paredes del 20%, sin transición. Cualquier pequeña crisis o sobreesfuerzo se paga caro, sobre todo tras una jornada de más de 5.500 metros de desnivel acumulado.
- Fatiga de la tercera semana: El Col de la Loze suele situarse en la etapa reina del tercer bloque alpino, cuando los corredores llevan más de dos semanas de esfuerzos titánicos. El desgaste físico y mental es total.
A esto se suma la presión psicológica y la creciente confianza de sus rivales, como Vingegaard, que aprovechó cada debilidad del esloveno para lanzar ataques en el momento justo.

El Tour 2025: El regreso a la pesadilla
En la edición 2025, el recorrido del Tour de Francia lleva de nuevo a Pogacar y al resto del pelotón al Col de la Loze en la etapa reina, con más dramatismo si cabe. La etapa parte de Vif y, tras encadenar los colosos Col du Glandon y Col de la Madeleine, afronta la interminable subida final a la Loze, esta vez por una variante ligeramente distinta pero igual de exigente.
" Tadej Pogačar bate el récord de potencia en el Col del Peyresourde
La altitud, el elevado desnivel y la longitud de la etapa —más de 5.500 metros de ganancia vertical— configuran un desafío solo apto para los mejores escaladores y, sobre todo, para los más resistentes mentalmente.
El perfil de la etapa muestra un encadenado durísimo hasta la cima de la Loze(Cyclinguptodate).
La revancha personal de Pogacar se vuelve inevitable, y los fantasmas del pasado resurgen no solo en titulares sino dentro de la cabeza de un corredor ambicioso que, sin embargo, reconoce públicamente el trauma: “Quiero vengar mis piernas. Estoy ansioso”, ha declarado, sabiendo que cada metro será un recordatorio de aquel fracaso que le despojó del maillot amarillo.

Análisis técnico: ¿Por qué sufre Pogacar más aquí que en otros puertos?
Si bien Pogacar ha demostrado ser el mejor ciclista de su generación, dominando otros colosos como Mont Ventoux, Tourmalet o Hautacam, el Col de la Loze parece tener una combinación letal de factores en su contra:
1. Altitud y fisiología
Aunque Pogacar ha rendido bien en alturas cercanas a los 2.000 metros, la Loze le lleva todavía más allá, a una zona de “déficit extremo” de oxígeno. En puertos como el Galibier o el Granon, donde la altitud también es protagonista, ya mostró debilidades y requirió esfuerzos sobrehumanos para responder a los ataques de Vingegaard en años anteriores.
La falta de adaptación específica a estas alturas extremas puede penalizar a un ciclista con un metabolismo explosivo y capacidad anaeróbica —como Pogacar— a favor de los que desarrollan una resistencia más “diesel”, caso de escaladores como Vingegaard o corredores colombianos formados en la altura.
2. Irregularidad y “quiebra” del ritmo
Donde otros puertos permiten un ritmo constante y gestión eficiente del esfuerzo, la Loze castiga cualquier “over-pacing” por sus brutales rampas y descansos tan cortos. Pogacar, con un estilo más ofensivo y tendente al ataque, consume más energía intentando responder o anticipar ataques, y se expone a sufrir crisis —como la de 2023— si no gestiona a la perfección sus esfuerzos.
3. Factor psicológico
El ciclismo de grandes vueltas es un deporte donde la mente juega un papel tan determinante como las piernas. Saber que aquí perdió un Tour, en uno de los momentos más duros de su carrera, añade una presión invisible y brutal. Cada vez que la carretera se empina en la Loze, Pogacar recuerda aquel día, y los rivales lo saben.
Incluso para los campeones, las pesadillas dejan heridas que a veces solo la victoria puede curar.
4. Rivales preparados para su debilidad
Equipos como Visma-Lease a Bike han perfeccionado estrategias para aislar, fatigar y atacar a Pogacar en la Loze: uso de gregarios en las escapadas, ritmo prefijado, ataques en los tramos más duros y aceleraciones en altura para forzar la explosión física y mental del esloveno. Lo saben: este puerto es donde Pogacar se ha mostrado más vulnerable.
5. Factor meteorológico
El clima alpino es sumamente variable y, como en este Tour 2025, la previsión de frio y lluvia acentúa la dificultad de la Loze: menor adherencia, más riesgo de hipotermia y fatiga, y limitación de la recuperación tras cada ataque o zona de esfuerzo extremo.
Los números del miedo: estadísticas del Col de la Loze
- Longitud: 26,2-28,1 km (según vertiente)
- Altitud máxima: 2.304 metros
- Desnivel acumulado: ~1.800 metros
- Pendiente media: 6,4-7%
- Rampas máximas: hasta el 20%
- Tramo final (últimos 7 km): media del 9,5%, con puntas del 14-20%
- Duración para los favoritos: ~1 hora de ascenso puro
- Premio Souvenir Henri Desgrange: al primer ciclista en coronar la Loze cada año que cruza el Tour
Estos datos lo sitúan por delante, en dificultad, de gigantes históricos como el Tourmalet, el Mont Ventoux o el propio Galibier, especialmente por su combinación mortífera de longitud, gradiente, altitud y irregularidad.
Pogacar vs. Vingegaard: Batalla en la Cima
La rivalidad Pogacar-Vingegaard ha definido la última era del Tour. Si bien Pogacar ha ganado batallas memorables en otros terrenos, en la Loze siempre ha aparecido un leve escalón de superioridad a favor del danés. Vingegaard ha diseñado su preparación —entrenamiento en altura, gestión de esfuerzos largos a ritmo constante, dieta específica, trabajo mental— para hacer de este escenario su mejor arma.
En el Tour 2025, la situación táctica vuelve a repetirse: Pogacar parte como líder, pero es consciente de que la Loze será el todo o nada para Vingegaard; ahí intentará cerrar la distancia o forzar el fallo de su rival, como en 2023.
Declaraciones y ambiente: La presión de la gloria y la caída
La tensión mediática sobre Pogacar antes de la etapa de la Loze en 2025 es palpable. En rueda de prensa, responde tranquilo pero con determinación: “La arrogancia es una cosa, intentar ganar el Tour es otra... Algunos deberían callarse”. Pero en el fondo, no esconde la ansiedad y la sed de venganza deportiva.
Los propios medios internacionales y la afición han convertido la ascensión a la Loze en una especie de duelo apoteósico y personal, con una narrativa de “redención o repetición de la pesadilla”. Los dos protagonistas lo sienten: en esta montaña se juega no solo el Tour, sino parte de su legado.
Más allá de la pesadilla: ¿Puede Pogacar “exorcizar” el Col de la Loze?
Sin duda, Pogacar es capaz de cambiar el significado de esta montaña para su carrera. Ya lo ha hecho en otros escenarios donde perdió (como Hautacam o Mont Ventoux), volviendo al año siguiente para triunfar o resistir heroicamente. Su ambición, inteligencia táctica y capacidad de sufrimiento no tienen igual en la actualidad.
Sin embargo, para hacerlo en la Loze necesitará:
- Una gestión impecable de esfuerzos: regular, sin adelantarse a los ataques, controlando el presupuesto de energía y no dejándose provocar.
- Una adaptación a la altitud, con “stages” previos de entrenamiento y aclimatación específica, y quizá cambio de estrategia nutricional.
- Apoyo total del equipo, especialmente para llegar a pie de puerto acompañado y no aislado frente a los ataques daneses.
- Sangre fría para obviar la presión exterior y los recuerdos negativos, enfocándose solo en cada pedalada.
Si lo logra, la Loze pasará de ser su pesadilla… a una cumbre de redención y gloria.
Conclusión: El Col de la Loze, crisol de campeones y fantasmas
Por qué el Col de Loze es una pesadilla para Pogacar no es solo resultado de una mala jornada en 2023: es el reflejo de cómo la grandeza deportiva convive con la vulnerabilidad humana. La Loze es el escenario donde los campeones son humanos, donde una pájara puede pesar tanto como un triunfo y donde la historia se escribe entre el dolor y la gloria.
Para Pogacar, la Loze simboliza el reto máximo, la oportunidad de honrar la memoria de sus peores días convirtiéndolos en el motor de nuevas gestas. Para el ciclismo, es la prueba de que solo los mejores, capaces de reinventarse tras la derrota, pueden aspirar a la eternidad.
Y al margen del resultado, el Col de la Loze seguirá siendo esa montaña que no deja indiferente a nadie. Porque aquí, hasta los campeones tienen pesadillas.
FAQ: Todo sobre por qué el Col de Loze es una pesadilla para Pogacar
¿Cuál es la altitud máxima del Col de la Loze y cómo afecta a los ciclistas?
La altitud máxima es de 2.304 metros. A partir de los 2.000 metros el oxígeno disponible disminuye, lo que fatiga más rápido a los corredores y puede provocar crisis físicas inesperadas.
¿Por qué Pogacar tiene problemas específicamente en la Loze?
Su estilo explosivo y su fisiología parecen menos adaptados a esfuerzos tan largos y a altitudes tan elevadas con cambios de ritmo pronunciados. Además, la presión psicológica por su derrota de 2023 añade una carga adicional.
¿Se ha ganado algún Tour de Francia en la Loze?
Más que ganarse, la Loze ha “decidido” Tours, como el de 2023, donde Vingegaard sentenció el liderato tras el colapso de Pogacar.
¿Puede Pogacar superar su pesadilla en el futuro?
Claro, otros campeones lo han hecho. Pero depende de su capacidad para gestionar esfuerzos, adaptar su entrenamiento y, sobre todo, sobreponerse mentalmente a la presión y los recuerdos.
¿Qué diferencia a la Loze de otros puertos míticos como el Tourmalet o Mont Ventoux?
La combinación de longitud, grados cambiantes, rampas prohibitivas, altitud extrema y la modernidad de su carretera exclusiva para bicicletas la hacen única y especialmente psicológica.
Cada Tour escribe su propia historia, pero pocos lugares la condensan como el Col de la Loze: la montaña donde los sueños y las pesadillas de los campeones se cruzan, y donde Pogacar busca, más que una victoria, la redención. Porque el Col de Loze es una pesadilla para Pogacar, y también el escenario de su posible renacimiento.
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