
El ciclismo actual World Tour no es sostenible
El ciclismo profesional atraviesa una de las etapas más contradictorias de su historia. Mientras la tecnología, el espectáculo y las audiencias crecen, la brecha financiera entre los equipos del World Tour se hace cada vez más insalvable. El ciclismo actual World Tour no es sostenible porque depende en exceso del patrocinio privado, carece de una estructura de ingresos equitativa y está generando una burbuja económica que amenaza con reventar el pelotón internacional.
La Unión Ciclista Internacional (UCI) intenta frenar esta deriva con el proyecto de un “fair play financiero” que limite los presupuestos de los equipos a partir de 2026. Sin embargo, muchos expertos consideran que llega tarde: la concentración de inversiones en manos de unos pocos superpatrocinadores ya ha transformado el modelo económico del ciclismo profesional, haciéndolo cada vez menos sostenible y más desigual.
💰 La raíz del problema: una economía apoyada casi al 100 % en el patrocinio
A diferencia de otros deportes, el ciclismo carece de derechos televisivos significativos que se repartan entre los equipos. Los ingresos provienen únicamente del patrocinio, lo que convierte a las marcas en el auténtico motor —y también en el talón de Aquiles— del pelotón. Según la Real Federación Española de Ciclismo, “básicamente todos los equipos ciclistas obtienen sus ingresos del patrocinio de las marcas. No hay derechos de televisión como en otros deportes”.
Un solo patrocinio puede significar la supervivencia o la desaparición de una escuadra. Equipos como Arkéa-B&B Hotels o Intermarché-Wanty, por ejemplo, están en riesgo constante por la pérdida de sus socios financieros. Incluso estructuras históricas como Alpecin-Deceuninck, pese a contar con estrellas como Mathieu van der Poel, sufren cuando uno de sus patrocinadores decide retirarse, como se ha visto recientemente con la marcha de Deceuninck.

🏦 Cifras que explican la desigualdad
El presupuesto medio de un equipo masculino del World Tour ronda los 20 millones de euros anuales, pero las diferencias son abismales. Según Interbike, los cinco equipos con mayor presupuesto son:
| Equipo | Presupuesto Estimado (Millones €) |
|---|---|
| UAE Team Emirates | 55 - 60 |
| Ineos Grenadiers | 50 - 55 |
| Visma-Lease a Bike | 50 - 55 |
| Lidl-Trek | 30 - 35 |
| Soudal-QuickStep | 25 - 30 |
Mientras UAE Team Emirates y INEOS Grenadiers manejan presupuestos que rivalizan con escuderías de Fórmula 1, equipos como Movistar Team sobreviven con cifras que apenas superan los 20 millones. Esta desigualdad repercute en todo: fichajes, rendimiento, tecnología, marketing y, en última instancia, competitividad en carretera.
El propio Bjarne Riis, exdirector de CSC y hoy asesor financiero, lo resumió en 2025: “Visma no tiene el dinero para competir con los grandes. Ya no está ni cerca del top 3 en presupuesto”.
⚠️ Una burbuja que se infla: los presupuestos aumentan sin control
Cada temporada, los equipos elevan sus presupuestos solo para mantenerse en la pelea. La burbuja del ciclismo se infla año a año, advierte la web Brujulabike, que documenta un alza generalizada en los costes operativos y salariales, sin que existan nuevas fuentes de ingresos.
Los grandes conglomerados empresariales —Red Bull, Lidl, Decathlon, UAE, Bahrain o Pon Holdings (Lease a Bike)— han modificado por completo el mapa financiero del pelotón. Si bien aportan estabilidad a corto plazo, concentran el poder económico y mediático en pocas manos, haciendo que las estructuras medianas dependan de mecenas cada vez más poderosos o, directamente, de países-estado con bolsillos infinitos.

🧩 El “fair play” financiero: la respuesta de la UCI
Ante este panorama, la UCI ha decidido implantar a partir de 2026 un límite presupuestario o budget cap para los equipos de la categoría World Tour. Su objetivo es “preservar la equidad deportiva evitando disparidades excesivas entre los equipos”, según explicó el organismo en 2024.
Esta medida pretende imitar modelos de otras disciplinas como la Fórmula 1, que estableció un techo de gasto anual de 135 millones de dólares, o la NBA, con su tradicional salary cap. No obstante, la aplicación en el ciclismo es mucho más compleja, dado que los contratos de patrocinio y los sueldos de los corredores suelen incluir acuerdos individuales, pagos en especie y cláusulas comerciales difíciles de auditar.
Además, el control cambiario entre divisas (euro, libra, dólar, dirham) dificulta establecer un límite equitativo. Mientras los equipos europeos sufren por inflación y volatilidad, otros se benefician de monedas estables y economías respaldadas por fondos soberanos.
🧮 Desglose de costes: el peso de los salarios
Los salarios representan entre el 60 % y el 75 % del gasto total de un equipo del World Tour. En el caso del Movistar Team, las nóminas equivalen al 72 % del presupuesto anual, unos 14,7 millones de euros anuales.
En contraste, los sueldos de las estrellas del pelotón, como Tadej Pogačar (6 millones de euros al año) o Remco Evenepoel (5 millones), se pagan gracias a acuerdos individuales con patrocinadores como Red Bull o fabricantes de bicicletas. Esta práctica distorsiona cualquier intento de control financiero, ya que estos contratos personales quedan fuera de las reglas presupuestarias oficiales.
🌍 Ciclismo de Estado y superpatrocinadores
La llegada de superpatrocinadores como UAE Emirates, Bahrain Victorious o Red Bull marca una nueva era en la financiación del ciclismo. En 2025, Marca bautizó esta etapa como la era de los superpatrocinadores, dominada por empresas globales y países-estado que ven el ciclismo como una herramienta de soft power y marketing internacional.
Estos actores no solo elevan los estándares de inversión, sino que también alteran el equilibrio histórico del ciclismo europeo. Por ejemplo, Red Bull BORA-hansgrohe multiplicó su presupuesto tras asumir el control de la estructura alemana, permitiendo fichajes bombásticos como el de Remco Evenepoel para 2026.
El problema: el resto del pelotón no puede competir con ese nivel de gasto. Equipos medianos, como Cofidis o Groupama-FDJ, han visto cómo los mejores corredores migran a estructuras con financiación casi ilimitada.
🚨 El síntoma más grave: carreras que desaparecen
La falta de sostenibilidad no solo afecta a los equipos. También pone en jaque a las propias competiciones. El caso del Tour Colombia, cancelado por quinta vez en 2026 por falta de financiación, es un reflejo claro del colapso económico que amenaza al ciclismo internacional.
Según la Federación Colombiana de Ciclismo, la organización requiere una inversión de más de 10.000 millones de pesos colombianos (unos 2,6 millones de dólares), cifras que no pudieron conseguirse pese al interés de patrocinadores privados.
La suspensión de este evento no solo es un golpe deportivo, sino una llamada de atención sobre la fragilidad del modelo actual. Cada carrera depende de gestiones puntuales y no de una estrategia financiera a largo plazo. Como señaló el portal Conexión Esfera, “el Tour Colombia se detiene, pero el ciclismo no puede hacerlo; la sostenibilidad debe construirse desde la base, no solo en los grandes eventos”.
🔄 Comparación con otros deportes
En términos relativos, el ciclismo sigue manejando presupuestos pequeños frente a disciplinas como el fútbol o la F1. Sin embargo, el crecimiento desproporcionado dentro del propio sistema es lo que genera el colapso.
Mientras un club como el Manchester City gasta más de 248 millones de euros solo en salarios cada año, un equipo ciclista como UAE Team Emirates opera con 60 millones en total. Pero, a diferencia del fútbol, el ciclismo no posee estadios, entradas ni derechos televisivos centralizados que generen ingresos recurrentes. La única visibilidad —y retorno publicitario— depende de los patrocinadores y de las invitaciones de las carreras.
🔍 Caso Movistar: sobrevivir sin un Estado detrás
Movistar Team es el ejemplo de resiliencia dentro de esta tormenta económica. Su sostenibilidad depende casi por completo de Telefónica, su patrocinador principal, que aportaría entre 15 y 20 millones de euros anuales.
El equipo ha iniciado una profunda transformación interna, con fichajes como Cian Uijtdebroeks, Juanpe López y Roger Adrià, y una reestructuración organizacional orientada a la eficiencia. Sin embargo, sigue compitiendo con rivales que doblan o triplican su presupuesto, lo que limita su capacidad de atraer a los mejores talentos o invertir en innovación.
📉 El riesgo de insostenibilidad
La combinación de dependencia publicitaria, inflación de salarios y falta de ingresos estructurales hace que el ciclismo actual sea económicamente vulnerable. Cuando una gran marca se marcha o reorienta su inversión, todo el castillo se derrumba.
Lo hemos visto con Jumbo, que abandonó al Visma-Lease a Bike en 2023 tras considerar “suficiente su retorno de marca”; o con Deceuninck, que dejó el patrocinio del equipo de Van der Poel en 2025.
Esta volatilidad provoca un efecto dominó: menos inversión, pérdida de categoría World Tour y, finalmente, desaparición del equipo.
🧠 ¿Hacia dónde debería avanzar el modelo?
- Distribución de ingresos justa:
La UCI podría implementar un fondo común derivado de derechos televisivos, similar al del fútbol europeo o la F1, para redistribuir ingresos entre equipos pequeños. - Estabilidad multianual:
Se necesitan contratos de patrocinio a largo plazo (mínimo cinco años) que permitan planificar sin el temor constante a la quiebra. - Diversificación de ingresos:
Tiendas oficiales, contenido digital, academias de formación y licencias podrían complementar el financiamiento de los equipos. - Contención económica:
El budget cap propuesto para 2026 debe aplicarse con rigor y transparencia. De lo contrario, los mismos equipos poderosos encontrarán mecanismos para eludirlo.
🧾 Conclusión
El ciclismo es un deporte de sacrificio, romanticismo y esfuerzo colectivo. Pero en el siglo XXI, su mayor desafío no está en la carretera, sino en la sostenibilidad económica.
El equilibrio se ha roto: unos pocos equipos dominan por poder financiero, mientras otros luchan por sobrevivir. Si la UCI no logra establecer un sistema equitativo y sostenible, el World Tour corre el riesgo de convertirse en una competencia predecible entre tres o cuatro gigantes financiados por multinacionales o países ricos.
El ciclismo actual World Tour no es sostenible, porque depende de una estructura económica frágil, desequilibrada y cada vez más distante del verdadero espíritu del deporte: la igualdad de esfuerzos sobre la bicicleta. Solo una reforma profunda —ética y financiera— podrá garantizar un futuro competitivo y sostenible para el pelotón mundial.
❓ Preguntas Frecuentes (FAQ)
🏁 ¿Qué significa que el ciclismo actual World Tour no es sostenible?
Significa que el modelo económico actual depende casi por completo del patrocinio privado sin fuentes estables de ingresos propios, generando desigualdades entre equipos y riesgo de desaparición de estructuras históricas.
💸 ¿De dónde obtiene su dinero un equipo de ciclismo?
Principalmente de sus patrocinadores. Entre un 60 % y un 90 % del presupuesto de cada escuadra proviene de marcas que financian operaciones a cambio de visibilidad mediática.
⚙️ ¿Qué propone la UCI para corregir el desequilibrio?
A partir de 2026, la UCI implementará un límite presupuestario (budget cap) para evitar que los grandes equipos acumulen presupuestos desproporcionados y concentren el talento.
🌎 ¿Cuál es el equipo más rico del pelotón?
El UAE Team Emirates, con un presupuesto estimado de entre 55 y 60 millones de euros anuales, seguido por Ineos Grenadiers y Visma-Lease a Bike.
🧩 ¿Es rentable para las marcas invertir en ciclismo?
Sí, el retorno publicitario es alto gracias a la exposición mediática global y a que el nombre de la marca se convierte en el del propio equipo. Sin embargo, implica un riesgo financiero considerable.
En resumen: si no se toman medidas drásticas, el ciclismo actual World Tour no es sostenible y podría entrar en una crisis estructural. Solo un modelo equilibrado, transparente y diversificado garantizará que el deporte de las dos ruedas continúe pedaleando hacia el futuro. 🚴♀️
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