La Deshidratación con el Frío: Un Error Común en Ciclistas
Cuando se habla de hidratación y ciclismo, la mayoría de los deportistas piensa inmediatamente en el calor del verano, el sudor intenso y las botellas de agua vacías al final de una ruta. Sin embargo, la deshidratación con el frío es un fenómeno tan real como peligroso, y representa uno de los errores más comunes entre ciclistas de todos los niveles.
Durante los meses de invierno o las salidas a bajas temperaturas, el cuerpo sigue perdiendo agua y sales minerales, aunque muchos no lo noten. La percepción de sed disminuye, la sudoración parece menor, y esto lleva a muchos a beber menos de lo necesario. Pero los efectos fisiológicos son igual de nocivos: disminución del rendimiento, calambres, fatiga prematura e incluso riesgo de lesiones musculares.
Chema Arguedas y muchos otros expertos en nutrición deportiva coinciden en que el frío engaña al ciclista: el cuerpo se deshidrata sin que apenas se note, afectando directamente a la contracción muscular, la termorregulación y la recuperación post-entrenamiento.

❄️ Por qué el frío también deshidrata
En temperaturas bajas, el organismo se comporta de forma distinta, pero el proceso de pérdida de agua no se detiene. Según estudios y publicaciones científicas, existen cuatro mecanismos principales de deshidratación con el frío:
- Sudoración oculta: Aunque parezca que sudamos menos, el sudor sigue presente, especialmente si usamos demasiada ropa térmica o poco transpirable. Esta humedad se acumula y el cuerpo continúa perdiendo líquido sin darnos cuenta.
- Respiración en aire seco y frío: Cada exhalación libera vapor de agua. Cuanto más frío y seco es el ambiente, más humedad se pierde por la respiración.
- Diuresis inducida por el frío: El cuerpo, al exponerse a temperaturas bajas, reduce el flujo sanguíneo periférico, lo que provoca un exceso de líquido en los vasos y estimula al riñón a eliminar agua mediante la orina.
- Sed retardada: El frío anestesia los mecanismos que activan la sensación de sed. Así, se puede alcanzar un 2 o 3 % de pérdida hídrica antes de que aparezca la necesidad de beber.
El resultado: el rendimiento comienza a caer desde la primera hora de entrenamiento, incluso antes de sentir sed o notar síntomas evidentes.
🚨 Efectos de la deshidratación en el rendimiento
Una pérdida ligera —entre el 1 y el 2 % del peso corporal en agua— ya causa una disminución perceptible del rendimiento físico y cognitivo. Estudios del American College of Sports Medicine señalan que, a partir de ese punto, la capacidad de contracción muscular y la concentración se reducen de forma drástica.
Los efectos más notorios incluyen:
- Fatiga temprana y sensación de piernas pesadas.
- Aumento de la frecuencia cardíaca para compensar la menor volemia (volumen de sangre).
- Pérdida de coordinación y reflejos.
- Mayor riesgo de calambres musculares.
- Dificultad para mantener la temperatura corporal estable.
- Recuperación post-entrenamiento más lenta.
En el ciclismo de invierno, donde las rutas suelen ser largas y la exigencia se mantiene, estos efectos se acumulan más rápido de lo esperado. Y si no se reponen líquidos ni electrolitos, la recuperación muscular puede tardar días.
💧 La importancia de la hidratación continua, incluso con frío
Beber antes, durante y después del ejercicio es una regla básica de oro en cualquier disciplina de resistencia. Pero en invierno, esta estrategia requiere un enfoque específico.
Antes de salir:
- Prehidrátate con 500 a 1000 ml de agua o bebida isotónica templada unas dos horas antes de la salida.
- Verifica el color de tu orina: cuanto más clara, mejor hidratación.
- Evita el exceso de café o alcohol previo, pues son diuréticos.
Durante la ruta:
- Bebe cada 15-20 minutos, aunque no sientas sed.
- Usa botellas térmicas para mantener la bebida a temperatura templada, lo que facilita su absorción y evita el “shock” de ingerir líquidos demasiado fríos.
- Alterna agua con bebidas isotónicas que incluyan sodio (460-1150 mg/L) para mejorar la asimilación.
Después del entrenamiento:
- Rehidrátate con un 150 % del peso perdido durante el ejercicio. Si perdiste 1 kilo, bebe 1,5 litros en las horas posteriores.
- Elige bebidas con electrolitos o un simple agua con un toque de sal marina y limón.
- Completa con alimentos ricos en frutas y verduras para restaurar vitaminas y minerales.

🧠 Cómo afecta la deshidratación a la mente del ciclista
La deshidratación con el frío no solo agota físicamente al ciclista, también afecta su capacidad cognitiva. La concentración y la toma de decisiones se ven comprometidas, algo crítico en descensos o rutas técnicas.
Estudios sobre fisiología del ejercicio indican que una pérdida hídrica superior al 2 % reduce el flujo sanguíneo cerebral y eleva la percepción del esfuerzo. Esto se traduce en una falsa sensación de “cansancio extremo”, aunque el cuerpo aún tenga energía disponible.
Por tanto, una buena hidratación invernal no solo mejora el rendimiento físico, sino también la concentración y la seguridad sobre la bici.
⚙️ Estrategias prácticas para evitar la deshidratación con el frío
Implementar una rutina de hidratación eficiente es sencillo si se siguen algunas pautas prácticas:
🔹 1. Controla tu tasa de sudoración
Pésate antes y después de una salida de una hora sin beber. Cada kilo perdido equivale aproximadamente a un litro de agua. Así sabrás cuánta reposición necesitas.
🔹 2. Usa recordatorios inteligentes
Configura alertas en tu ciclocomputador o reloj deportivo cada 15 o 20 minutos. Pequeños sorbos constantes son más efectivos que beber grandes cantidades de golpe.
🔹 3. Aprovecha bebidas isotónicas templadas
Una bebida isotónica con fuentes de carbohidratos y sales minerales ayuda a mantener la energía y el equilibrio hídrico.
🔹 4. Añade electrolitos
El sodio es clave para el transporte de glucosa y la contracción muscular. Su falta puede causar calambres y pérdida de fuerza. Usa cápsulas o tabletas de sales disueltas en bidones.
🔹 5. Cuida la ropa
Evita el exceso de capas. Las prendas demasiado calientes provocan sudor oculto y una sensación de humedad constante. Usa tejidos transpirables y el sistema de capas: base térmica, aislante y cortavientos.
🍌 Hidratación y nutrición: una dupla inseparable
Hidratación y nutrición forman un equipo indisoluble en el rendimiento ciclista. Las bebidas con carbohidratos de rápida asimilación (maltodextrina, fructosa o dextrosa) ayudan a mantener la glucemia estable durante largos esfuerzos.
Una caída del azúcar en sangre puede aumentar la percepción de frío y disminuir la capacidad muscular. Por eso, las bebidas mixtas —con 6 a 9 % de hidratos de carbono y entre 500-800 mg de sodio por litro— son las más efectivas.
Además, los geles con electrolitos o purés energéticos naturales son complementos ideales en rutas frías.
🧊 La temperatura de la bebida importa
Aunque pueda parecer agradable beber agua muy fría durante el pedaleo, esto no es recomendable en climas fríos. Según los expertos en nutrición de Cofidis Likes Ciclismo, las bebidas demasiado frías obligan al cuerpo a gastar energía en calentarlas, lo que perjudica el rendimiento y puede alterar el proceso digestivo.
Consejo profesional: usa una bebida a temperatura ambiente o ligeramente templada. Una botella térmica mantendrá el líquido con la temperatura ideal hasta el final de la salida.
🔬 Lo que revelan las analíticas: señales ocultas de deshidratación
Muchos ciclistas que creen estar sobreentrenados en invierno están, en realidad, crónicamente deshidratados. Como explicó Chema Arguedas, un hematocrito elevado y valores de urea altos suelen ser señales claras de falta de líquidos.
La deshidratación altera parámetros como:
- Creatina Kinasa (CK): indicador de daño muscular.
- Hemoglobina y hematocrito: aumentan por la pérdida de plasma.
- Urea y albúmina: suben por menor filtrado renal.
- Electrolitos: bajan, afectando la función muscular y nerviosa.
Identificar y corregir estos desequilibrios con una estrategia de hidratación consciente puede marcar la diferencia entre mejorar o estancarse en el rendimiento.
🌡️ Clima frío, energía alta: un gasto mayor de calorías
Durante el invierno, el cuerpo aumenta el gasto energético basal porque necesita generar más calor para mantener la temperatura interna. Esto implica un consumo más alto de glucosa y una mayor demanda de líquidos para el metabolismo.
Por eso, los entrenamientos en frío deben incluir aportaciones regulares de carbohidratos líquidos y sólidos. La ingesta de líquidos con hidratos de carbono ayuda además a prevenir la hipoglucemia y la fatiga.

⚖️ La estrategia de los profesionales
Los equipos de élite y preparadores físicos especializados recomiendan varios enfoques para mantener la hidratación ideal en invierno:
- Planificación previa al entrenamiento: conocer las condiciones climáticas y ajustar la vestimenta.
- Uso de mezclas personalizadas: combinar carbohidratos y electrolitos en la proporción adecuada.
- Medición de pérdidas: control regular del peso antes y después de entrenar.
- Recuperación guiada: incluir bebidas con sodio, magnesio y vitamina C post-esfuerzo, ya que ayudan a la función inmunitaria y muscular.
Estas rutinas no son exclusivas de los profesionales: cualquier ciclista amateur puede aplicarlas para evitar uno de los errores más comunes de la temporada invernal.
😷 Hidratación y sistema inmunitario
El entrenamiento intenso en frío puede suprimir temporalmente el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de infecciones respiratorias. Mantener un buen nivel de hidratación ayuda a conservar la función mucosa y facilita la eliminación de bacterias y virus.
Incluir suplementos o bebidas con vitamina C, hierro y sodio tras el entrenamiento, como las tabletas “Immune” recomendadas por Science in Sport, contribuye a fortalecer las defensas y favorecer la recuperación general.
🧩 Conclusión: No subestimes la Deshidratación con el Frío
La deshidratación con el frío es un enemigo silencioso. El ciclista que cree estar “protegido” por las bajas temperaturas en realidad puede estar perdiendo rendimiento sin notarlo. Beber de forma preventiva, controlar las pérdidas y elegir las bebidas adecuadas no es un capricho, sino una parte esencial del entrenamiento inteligente.
En definitiva, hidratarse correctamente durante el invierno:
- Mejora la resistencia.
- Reduzca el riesgo de calambres y lesiones.
- Optimice la recuperación muscular.
- Mantiene el equilibrio electrolítico.
- Refuerza el sistema inmunológico.
🚴♀️ El frío no es excusa para dejar de beber. Mantén tu bidón a mano, tus electrolitos preparados y recuerda que en cada pedalada también se evapora agua. Tu rendimiento —y tu salud— lo agradecerán.

❓ Preguntas Frecuentes (FAQ)
💬 ¿Cuánta agua debe beber un ciclista en invierno?
Lo ideal es entre 500 ml y 1 litro por hora , dependiendo de la intensidad, la altitud y la temperatura. Si hace mucho frío, bastará con 500-700 ml, siempre repartidos en pequeños sorbos.
💬 ¿Qué tipo de bebida es mejor para mantenerse hidratado?
Las bebidas isotónicas templadas con sales minerales (sodio, potasio, magnesio) y carbohidratos de rápida absorción son las más efectivas para evitar la deshidratación con el frío.
💬 ¿Por qué no tengo sed cuando hace frío?
Porque el frío reduce la respuesta del hipotálamo que controla la sensación de seda. El cuerpo ya puede estar deshidratado antes de que lo notes, por eso hay que beber de forma programada.
💬 ¿Puede el agua sola causar desequilibrios durante el ejercicio?
Si. Beber solo agua en exceso durante sesiones largas puede diluir los niveles de sodio y causar hiponatremia . Es mejor combinarla con electrolitos o bebidas de reposición.
💬 ¿Qué señales indican deshidratación con frío?
La orina oscura, calambres, cansancio inusual, piel seca o labios agrietados son signos claros de que tu cuerpo necesita más líquidos y sales minerales.
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