Se acerca el invierno y con él esos largos días de frío en los cuales debemos de dejar la bicicleta aparcada en el garaje, y concentrarnos en descansar de cara a una nueva temporada cicloturista. De hecho, es en esto meses en los cuales podemos fijarnos una serie de objetivos que nos irán poniendo metas para el año entrante en nuestros entrenamientos, y nos servirán de referencias motivacionales para no rendirnos cuando nos llegue el cansancio.
Decía Andrea Tafi, clasicómano italiano vencedor de la Paris-Roubaix, que cada vez que quería repetir de postre miraba el adoquín que le dan al vencedor de esa legendaria clásica y se mantenía entro de sus criterios de entrenamiento y nutricionales. Nosotros, sin necesidad de hacer semejantes sacrificios, también podremos enfocar nuestro entrenamiento y mentalización de cara a la nueva temporada en relación a nuestros objetivos.
Lo primero será decidirse por ellos. ¿Quieres acabar los 10.000 del Soplao? ¿Sueñas con probar en la Quebrantahuesos? ¿Tienes echado el ojo a ese puerto mítico para intentar subirlo este verano? ¿O quizás has pensado un viaje de una semana por los Pirineos subiendo los grandes cols franceses? Fijar tus objetivos con un poco de antelación es el primer paso para afrontarlos con más posibilidades de éxito. Una posibilidades que no dependerán sólo de tu condición física y tu mentalización, como veremos más adelante.
Pensemos por ejemplo que quieres concentrarte en acabar una gran prueba cicloturista de fondo, como la Quebrantahuesos o los 10.000 del Soplao? En ese caso el entrenamiento físico deberá comenzar varios meses antes, con un primer estadio de ejercicio de base para ir aumentando tu resistencia aeróbica y tu fondo físico, y diferentes entrenamientos específicos a medida que se acerque la fecha de la marcha, buscando imitar en lo posible las condiciones de la misma, o al menos reproducir el rango de pulsaciones en el que nos deberemos de mover durante un tiempo determinado para superar las subidas de la marcha, que siempre son los momentos más delicados en ella.
Pero en este primer momento de preparación no podemos dejar aparte la técnica de nuestra bicicleta. Bien al contrario, contar con una adecuada preparación en este sentido puede ser la línea que separe el fracaso del éxito. Estudiar bien los perfiles y los recorridos nos permitirá seleccionar una serie de variaciones sobre nuestra máquina que serán útiles para conseguir nuestro sueño. Por ejemplo, si queremos subir un puerto de pendientes imposibles debemos plantearnos el poner a nuestra bicicleta un triple plato y un piñón con el suficiente número de dientes como para poder subir. Si además ese puerto está situado en la parte central de una gran marca, como el Marie Blanque en la Quebrantahuesos, en ese caso debemos ser aun más conservadores con nuestro desarrollo, puesto que después de la ascensión aun deberemos conservar nuestras piernas frescas para acometer más subidas. El propio conocimiento de la carretera por la que transcurrirá nuestro objetivo del año y el estado del asfalto de la misma nos puede hacer optar por unas cubiertas más o menos anchas, e incluso, en caso de poder permitírnoslo, por unas ruedas con mayor número de radios para soportar superficies más irregulares. Todo ello para poder acabar nuestro objetivo de la siguiente temporada con una enorme sonrisa en la boca y la sensación de un deber cumplido.
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