Hay una leyenda que asegura que durante la batalla de Waterloo Napoleón Bonaparte apenas dormía.
Dicen que, sentado en su tienda de campaña, sostenía una pequeña cuchara y cerraba los ojos. Cuando el cubierto se escapa de sus manos y caía al suelo, el ruido le despertaba y el famoso general francés se activaba de nuevo dispuesto a continuar la guerra. También se atribuye al “ogro corso”, como le bautizaron los diarios de la época, una curiosa apreciación sobre las horas que debían destinarse al sueño: “Los hombres necesitan seis, las mujeres siete y los tontos ocho”. De una u otra forma, siempre ha llamado la atención el tiempo dedicado al sueño por las mujeres y los hombres ilustres. Tal vez porque imaginamos que el secreto para alcanzar objetivos excepcionales es pasar más tiempo en vigilia; de Leonardo Da Vinci, por ejemplo, se ha asegurado que dormía 20 minutos cada cuatro horas.
De ser ciertas estas historias, parece que con unas pocas horas de sueño al día es posible conquistar toda Europa o pintar la Mona Lisa, pero no alcanzar un récord del mundo en atletismo. Y es que las exigencias de la alta competición han provocado que hasta el sueño de los deportistas se haya convertido en terreno de experimentación para mejorar el rendimiento. Las técnicas de recuperación aplicadas durante el sueño no son nuevas. En España se hizo muy popular hace una década la cámara hipóxica en la que dormía Raúl González, el delantero del Real Madrid. Estos sistemas, que simulan altitud e incrementa el número de glóbulos rojos en la sangre, aumentan la capacidad física y permiten una mejor recuperación tras el esfuerzo. Desde 2013 el Real Madrid, asesorado por el especialista Nick Littlehales, elabora perfiles de sueño individuales de cada uno de sus jugadores para incluir tratamientos en sus rutinas de entrenamiento. Una práctica que se extiende cada vez más entre los deportistas de élite y que se está viendo incrementada con la aplicación de las nuevas tecnologías wereables.
Uno de los dispositivos que han aparecido en el mercado y que mejores resultados está cosechando es Whoop Strap, una pulsera que monitoriza las constantes del deportista y las analiza a través de un software propio. Will Ahmed, fundador de la compañía creadora del dispositivo, asegura que Whoop Strap incorpora funcionalidades que no eran tenidas en cuenta hasta ahora: “uno de los indicadores que medimos es la variación del ritmo cardíaco de los atletas mientras duermen, lo que nos proporciona datos sobre su sistema nervioso central y nos permite entender si ese atleta está recuperándose apropiadamente de los esfuerzos realizados”. La información obtenida puede ser manejada por el entrenador para elaborar ejercicios específicos, dependiendo de la capacidad de recuperación de cada deportista o su momento de forma.
En la web de Whoop Strap indican que, después de cuatro meses de uso, los deportistas que han probado el dispositivo aumentaron en 43 minutos su media diaria de sueño y redujeron hasta en un 60% las lesiones. El secreto es la monitorización 24 horas al día y el análisis exhaustivo de los datos. Ahmed cree que existe un mercado amplio para este tipo de tecnología: “hay un número muy alto de atletas aspiracionales ahí fuera que quieren monitorizar adecuadamente sus cuerpos”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
Fuente:elFuturoEsOne
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