Crean una bicicleta voladora

La primera bicicleta voladora es ya una realidad. El proyecto surge de la mano de Colin Furze, un británico que se dio a conocer a través de YouTube, donde hace un tiempo decidió abrir un canal propio para dar a conocer sus creativos inventos. La apuesta le salió bien ya que sus inventos despiertan el interés de medio mundo, llegando actualmente a los 2.789.219 suscriptores.

Entre los inventos más sonados de Furze se encuentra la creación de unas garras al estilo de Lobezno, un guante como el de Assassin’s Creed (protagonista de un juego de ficción) con todas sus funcionalidades, o unos zapatos magnéticos que permiten andar por las paredes e, incluso, por el techo. Su último invento que ha revolucionado el mundo del ciclismo ha sido la creación de una bicicleta voladora que recibe el nombre de Hoverbike, aunque Furze la describe como una bicicleta voladora/batidora humana. Se podría decir que se ha inspirado en las míticas escenas de E.T. o de Elliot volando bajo la atenta mirada de la luna llena a lo lejos.

Es la primera vez que este fontanero británico de profesión inventa algo por el estilo, a pesar de sus inventos descabellados. El propio Colin Furze considera que es un proyecto que puede alcanzar un auténtico éxito, pero que todavía le queda un gran trabajo, tanto a nivel de esfuerzo como de investigación.

Para la creación de esta bicicleta, Furze se ha inspirado en los aparatos voladores típicos de la saga de Star Wars. Tal y como afirma el creador en su canal de YouTube, lleva bastante tiempo trabajando sobre este nuevo proyecto y se siente muy orgulloso del resultado final. En este mismo vídeo, Furze explica que el invento ha podido hacerse realidad gracias al patrocinio que ha recibido por parte de la firma Ford y la campaña de Unlearn.

La bicicleta voladora ha sido creada con materiales que están al alcance de cualquier persona, es más, algunos materiales se utilizan prácticamente en el día a día.

Características de Hoverbike

La primera bicicleta voladora funciona gracias a dos motores que son los responsables de accionar dos hélices, típicas del parapente. Gracias a estos motores, la bicicleta adquiere propulsión y fuerza para mantenerse en el aire. Dispone de una estructura ligera y fácil de maniobrar.

Sin embargo, el invento está todavía poco maduro ya que presenta dos inconvenientes. Uno de ellos es que la potencia necesaria para trasladar a una persona montada sobre una bicicleta de un punto a otro, por muy corto que sea el trayecto es demasiado pequeña.

Otro de los inconvenientes es el ruido que generan los dos motores, provocando un sonido ensordecedor. De esta forma, no sirve como un medio de transporte para usarse durante varios minutos ya que el ciclista acabaría con dolor de cabeza. Además, la poca potencia no se lo permitiría por el momento, y tampoco se podría utilizar por ciudad ya que caería en un delito de contaminación acústica. Para esta última intención, Furze debería rebajar los decibelios del ruido de la bicicleta hasta ser prácticamente imperceptibles.

Por el momento, la bicicleta es capaz de levantarse ligeramente del suelo y desplazarse a lo largo de unos pocos metros. Eso sí, mantener el control de la bicicleta y dirigirla a la dirección que uno desea es una tarea difícil. No obstante, Furze asegura que con la práctica, los ciclistas aprenderán rápidamente a pilotar esta bicicleta voladora. A diferencia del resto de bicicletas, la Hoverbike no incluye pedales ya que el movimiento se realiza gracias a la labor de los motores y las hélices.

Sin embargo, se ha comenzado a investigar en el desarrollo de una bicicleta voladora a pedales, que podría incorporar este sistema en el futuro. Este concepto innovador podría combinar la esencia del ciclismo tradicional con la capacidad de volar, ofreciendo a los ciclistas una experiencia única y emocionante. Con el avance de la tecnología, no sería sorprendente ver que en un futuro cercano, la bicicleta voladora a pedales se convierta en una opción viable para los aventureros y amantes de la velocidad.

La creación de una bicicleta voladora a pedales podría revolucionar la forma en que concebimos el transporte personal. Además de facilitar el desplazamiento en el aire, este tipo de bicicleta permitiría a los ciclistas disfrutar de la experiencia de pedalear mientras surcan los cielos, combinando la actividad física con la emoción de volar. Sin duda, este es un campo que vale la pena explorar, y la visión de Colin Furze podría ser solo el comienzo de una nueva era en el ciclismo.

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