Es indescriptible la sensación de tener las pulsaciones a mil antes de una salida en la que tú, no eres el protagonista. No existen palabras para describir el estado de implicación de una copa del mundo de MTB en una zona técnica de un circuito. Tampoco existe una medición exacta del tiempo para poder asegurarte el éxito. Esto, es Mountain Bike.
No he podido dejar pasar la oportunidad de contar mi experiencia en lo que es una Copa del Mundo de Mountain Bike desde dentro, como masajista. Dónde se fraguan las decisiones técnicas sobre, qué presión dar a los neumáticos, qué trazado hacer, cuánto arriesgar, elegir entre “rock garden” o “chicken garden” …
La gente de carretera me pregunta constantemente que cómo es una Copa del Mundo. Auxiliares como yo, siempre respondemos lo mismo: pura intensidad. ¿Cómo puede pasar tanto en tan poco tiempo? Lo cierto es que, la condición física y mental es tan importante como en carretera pero, adquiere una relevancia del mismo nivel el aspecto técnico.
Y cuando me refiero al aspecto técnico, no es sólo el que un corredor sea “fino” técnicamente hablando a la hora de trazar, si no, que sus mecánicos, sus apuestas en material de competición y por supuesto, su bicicleta, sean también técnicamente, perfectos.
Cuando llegué de la mano del equipo Wild Wolf Trek Pro Racing con Mantecón y Soto a la primera Copa del Mundo en Albtadt (Alemania) me sorprendieron varias cosas, por una parte, la masa de gente que mueve el Mountain Bike en Centroeuropa, comparable al ciclismo de carretera de alto nivel y por otra, la cercanía y el ambiente asequible de corredores con su público.
Entre los corredores que más impresionan, está Absalon, que es leyenda y que, impresiona por su carácter de ganador. Kulavhy, el campeón olímpico que es pura potencia. Hermida, que es increíble lo que le quiere la gente en cualquier sitio y lo bien que se deja querer. Shurter, el actual campeón del mundo que, es la definición exacta de la perfección.
Para una prueba de rally los corredores empiezan a preparar el calentamiento una hora antes. Empiezan con su personal protocolo de calentamiento en rodillo similar al que pueda tener un ciclista de carretera para una crono larga.
Seguidamente, nos desplazamos a línea de salida, entre el público, con 10 minutos para cruzar la masa de gente que se acerca a la salida. Hasta el último segundo, mecánico y masajista, visualizan a su corredor. Miradas cómplices. Todo en éste momento gira en torno a ellos. Música, ruido, gritos y de pronto, silencio absoluto.
Salida y la piel de gallina. Mecánico y masajista corremos con ruedas, nevera, bidones, mochila de herramientas…a la zona técnica (previamente, hemos cronometrado, el tiempo que tardamos de salida a zona técnica para asegurarnos que estaremos allí en el primer paso de los corredores). Allí estará montado el “chiringuito” por el otro mecánico si la zona técnica es doble.
En el “chiringuito” encontramos ruedas, con diferentes presiones y neumáticos por si las condiciones climáticas cambian en el transcurso de la prueba, herramientas, cinta américana (indispensable en MTB), toalla para limpiar gafas, gafas de repuesto, bidones con agua para limpiar el cambio…Y mi apartado de avituallamiento con sus bidones cuidadosamente elaborados, personalizados, colocados y numerados.
Todo esto que parece fácil, os aseguro que no lo es, dado que se desarrolla en apenas unos minutos. Nada puede fallar. Si algo falla, todos perdemos.
Y empieza la carrera. Si tus corredores van bien, las vueltas pasan lentas. Si tus corredores van lejos de su objetivo, las vueltas siguen pasando lentas.
En mi primera experiencia de Copa del Mundo de éste año, Sergio Mantecón, estuvo a punto de ganar. Para mí, a parte del éxtasis de la posible victoria de Sergio , era reto también hacer todo el protocolo de podium bien (hay mucho trabajo detrás de cada masajista que recoge a su corredor en meta). En el última vuelta, Sergio iba primero con unos 30 segundos de ventaja sobre McConnell (Trek Factory Racing) y yo ya estaba con todo lo necesario esperándole en la llegada, codeándome con los fotógrafos, disputando mi sitio también. La masajista de BMC ya me daba la enhorabuena y, el masajista de Kulhavy me decía : “This is Mountain Bike…” y, cuando McConell, entró en curva de meta delante de Sergio, entendí que llevaba razón…En Mountain Bike, no puedes preveer, esperar ni asegurar. Todo cambia constantemente. Otra vez, pura intensidad.
Finalmente Sergio terminó segundo por detrás del ya citado McConnell y por delante de Kulhavy (Specialiced).
Cuando estás viendo un rally de Mountain Bike de éste nivel, cuando tu implicación es todo tu tiempo, tus ganas, tu esfuerzo, tu trabajo…Tu cuerpo se mueve sin darte cuenta acompañándoles en cada curva y les animas gritando porque el sufrimiento, no se puede repartir, desgraciadamente.
Sergio Mantecón hace fácil, lo difícil. Calma la situación con su seguridad innata. No tiene miedo pero sí respeto y, es consciente de lo que duele un golpe seco en la cara con las piedras del circuito. Es capaz de darnos tranquilidad a todos aquellos que estamos a pie de circuito con él. Los “riders” como él, son deportistas con una sangre fría, una inteligencia emocional y una templanza sorprendentes.
Sin duda, el Mountain Bike, está por descubrirse en España aún. Un mundo cercano, real y divertidísimo que, está creciendo sobre todo gracias al cicloturismo y que va a despegar en breve. Os invito desaforadamente a que vayáis a vivir una Copa del Mundo.
En España tenemos una prueba en Andorra, en Vallnord. Y, en éste mismo escenario, será el Campeonato del Mundo de Rally y Descenso en 2020. Hacéos un favor a vosotros mismos y no ós lo perdáis, os garantizo que merece la pena vivirlo.
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