Cómo combatir el mal de altura
Combatir el mal de altura
Existen ciertos deportes en donde hay que ascender a altitudes a las que el cuerpo no se encuentra acostumbrado y deriva en una sensación de malestar general que debilita hasta al más fuerte, por ello es bueno conocer al mal de altura y cómo combatirlo.
Coloquialmente conocido como soroche, el mal de altura es una enfermedad que afecta a aquellos atletas que practican deportes de montaña con alturas considerables.
Se va manifestando conforme se va ascendiendo y se va disminuyendo la presión atmosférica junto con la presión de oxígeno que al ser inspirada es menor.
¿Cómo se produce el mal de altura?
Cuando se asciende y se comienza a pasar el límite de los 2400 metros es cuando se presenta la falta de oxígeno a la que el cuerpo y el organismo no se encuentra acostumbrado. La falta de oxígeno o hipoxia es el causante principal del mal de altura.
En el caso de los ciclistas, se puede presentar en alturas más bajas ya que su ejercicio es más activo.
Los síntomas del mal de altura
Los síntomas se presentan sobre todo en aquellas personas que están acostumbradas a vivir en bajas altitudes y sobre el nivel del mar. Los síntomas comienzan a presentarse pasadas ya unas horas en la montaña y se van haciendo progresivos durante la noche.
La sintomatología leve comienza a hacerse presente a través de la debilidad, pulso acelerado, mareos, náuseas, dolores de cabeza y respiración agitada o con dificultad.
A medida que la altitud es mayor, los síntomas van evolucionando en dificultad para desplazarse, insomnio, disnea y vómitos.
En casos más graves se ve hinchazón en las manos, pies o cara, y afecta a la visión y puede llevar a la pérdida de conciencia.
Los casos de más gravedad son aquellos en los que hasta peligra la vida del atleta e incluyen el edema cerebral o pulmonar. Es importante acotar que tiene influencia en la aparición de los síntomas la velocidad en la que se asciende.
La duración de la estancia en niveles de altura, la capacidad de aclimatación y más factores también tienen influencia en la aparición del mal de montaña, por lo que se ha determinado que si se asciende más lentamente, los síntomas aparecerán de manera tardía.
Combatir el mal de altura para mejorar
Lo primero que se debe hacer si se siente presencia de este mal es tomar un tiempo para descansar, pero si en ese tiempo no se desaparecen los síntomas, se tendrá que comenzar a descender hasta que ya no estén presentes. Se debe estar claro en que ningún síntoma por sí solo identifica con claridad el mal.
Uno de los remedios que se deben utilizar para contrarrestar esta situación en caso de los síntomas ser leves, es descansar hasta que se comience a presentar la mejoría.
En estos casos, los médicos recomiendan la administración de oxígeno, analgésicos para el dolor de cabeza o acetazolamida en caso de insomnio. La acetazolamida en altura es una opción popular entre los atletas para ayudar a prevenir y tratar los síntomas del mal de altura.
La pastilla de altura suele ser utilizada como medida preventiva o en casos de primeros auxilios.
Sin embargo, no debe ser un sustitutivo de la atención médica; de hecho, en algunos casos, estas píldoras pueden esconder los síntomas y brindar una sensación errónea de bienestar al ciclista.
Por otra parte, también existen establecimientos que expenden al público pequeños tubos de oxígeno que pueden ser incluidos en el kit personal.
Fuente: Alvaro Molinos
Evitar el mal de montaña
Este mal tiene variaciones con respecto a cada persona, pero en este caso el tener una buena forma física no garantiza el estar exento de padecer el mal de montaña, ya que este afecta incluso a los deportistas más experimentados.
Si bien es cierto este padecimiento no distingue ni la edad ni el sexo, las personas mayores son menos propensas a presentar estos síntomas; esto se debe a que su ascenso es mucho más lento y pausado.
Una de las mejores maneras de evitar el mal de montaña es estando claro de las capacidades físicas propias.
A la hora de ascender, se debe hacer lentamente para permitirle al cuerpo que se vaya aclimatando poco a poco al escenario de la baja presión y la menor presencia de oxígeno.
Es importante ayudar al organismo en la adaptación; esto se hace con días de anticipación al ascenso y durante el tiempo de estancia en lo alto de las montañas. Se recomienda tener un buen descanso y abrigarse bien, mantener una hidratación adecuada, y estar alejados del tabaco, el alcohol y medicamentos tranquilizantes.
La alimentación también dará buenos resultados, por lo que se recomienda comer ligero, teniendo como principal fuente de vitaminas a los alimentos altos en hidratos de carbono y azúcares, entre los que destacan los cereales y las frutas.
Hay lugares en donde se ofrece té o mate de coca que también se pueden consumir en caramelos.
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