El rendimiento de un ciclista, ya sea profesional o aficionado, dependerá de una serie de factores. Básicamente se puede resumir en el entrenamiento físico, la táctica, la técnica y la parte psicológica, que son áreas en las que el preparador junto con el coach trabajará de manera conjunta para obtener la mejor versión del deportista.
Cada vez son más las personas que incorporan el ciclismo como una forma de vida, dedicándole unas cuantas horas a la semana a los entrenamientos y priorizándolo sobre otras actividades de ocio. Como es lógico, con el tiempo se empiezan a apreciar las mejoras, pero los que ya lleven un tiempo ejercitándose habrán comprobado que llegado un punto se produce un cierto estancamiento.
Ahí es cuando entra en escena el concepto de coaching, que aunque se utilice en muchos ámbitos de la vida, en el mundo del deporte cada vez presenta una mayor relevancia. Básicamente se trata de poner en marcha una metodología de aprendizaje adaptada que ayude al ciclista a obtener unos resultados a corto plazo, preparándonos para hacer frente a las futuras situaciones que nos puedan surgir y que deberemos resolver por nuestra cuenta. Estos profesionales cada vez tienen una mayor presencia dentro de los organigramas de los equipos ciclistas, pero también entre los amateurs que buscan mejorar su rendimiento. Si te apasiona el deporte en general y quieres especializarte en esta materia tan atractiva, no dudes en prepararte con el curso avanzado de coaching deportivo.
Los 4 factores sobre los que se sustenta la mejora del rendimiento
Las cuatro áreas citadas anteriormente (físico, técnica, táctico y psicológico) resultan esenciales para conseguir una mejora de resultados. Pero siempre hay que abordarlo de una manera conjunta porque todas ellas se retroalimentan entre si.
En base a ello se podrán fijar una serie de prioridades, determinar los objetivos a alcanzar y trabajar con más claridad.
Trabajo físico
Es importante evaluar el estado de forma del ciclista para conocer su resistencia, velocidad, fuerza máxima, tolerancia a la fatiga y coordinación, entre otras cosas. También entran en escena factores como el tiempo que se dedica a las sesiones preparatorias, la alimentación y los hábitos.
Con esta información habrá que diferenciar en qué punto se encuentra el deportista. Puede estar dando sus primeros pasos en este deporte, preparándose para una competición o ser un ciclista que compita a un cierto nivel. Con todo esto habrá que concretar la exigencia con la que necesita ejercitarse.
Parte táctica
El coach, junto con el entrenador, deben valorar las dificultades que presenta el deportista para cumplir con las exigencias establecidas en el plan de entrenamientos, así como su capacidad en la toma de decisiones cuando debe enfrentase a un desafío o un contratiempo.
Parte técnica
La preparación de la parte técnica nos permitirá comprobar la capacidad del ciclista para adquirir nuevos patrones de movimiento o para cambiar los que ya tiene. Es el caso por ejemplo de la postura sobre la bicicleta o el pedaleo. De lo que se trata es de mejorar con el ánimo de ser más eficientes y obtener mejores resultados.
Aspecto psicológico
Se trata de una de las cuestiones en la que más se debe incidir. Al igual que se ejercitan las piernas, también habría que hacer lo propio con la capacidad de concentración, la emoción, la ansiedad, la autoconfianza o el manejo del estrés. Es en esta área donde el coach deportivo desempeña un papel fundamental, poniendo sus conocimientos a disposición del ciclista en lo que se refiere a las creencias y emociones que puedan influir en su rendimiento deportivo.
¿En qué me puede ayudar el coach deportivo?
El coach conseguirá sacar lo mejor del deportista. Será una pieza fundamental para sacarle un mayor provecho al potencial del ciclista, pero también le ayudará a conocerse mejor, gestionar mejor las emociones e incrementar su motivación. Sigue con atención los siguientes beneficios que tiene el coaching para el deportista.
- Llevar a cabo una planificación más realista: cuando el ciclista se conoce a sí mismo a la perfección es capaz de organizarse mejor y llevar a cabo unos planes ajustados a sus condiciones que evitarán su frustración.
- Sacar el mayor rendimiento posible: los ciclistas profesionales se preparan para alcanzar el rendimiento más alto dentro de sus posibilidades, pero en el caso de los aficionados, sus metas deben ser otras. Lo que se les plantea es que en el poco tiempo que tengan disponible realicen un esfuerzo con una cierta intensidad. No hay que olvidar que a lo largo del día suelen contar con otras obligaciones y no es cuestión de excederse con las exigencias.
- Superar esas barreras que nos limitan: es importante evaluar hasta donde podríamos llegar y trabajar para alcanzar esas metas que nos propongamos. En este sentido siempre bien el rodaje con un colectivo, sobre todo para compararnos con aquellos que tengan un nivel parecido al nuestro e ir adaptando todas esas mejoras de los demás que nos ayuden a dar un salto en cuanto a rendimiento.
- Incrementar la motivación: supone todo un aliciente encontrar motivos por los que salir a rodar todos los días o aumentar los minutos de entrenamiento. El coach deportivo puede darte las claves para que mantengas la ilusión por mejorar.
- Favorecer la gestión de las emociones: el miedo en el ciclismo puede aparecer en cualquier momento, por eso a veces resulta necesario saber gestionar esos procesos que llegan a paralizarnos. Se trata de ir reduciendo ese temor innecesario por medio de ese trabajo de aprendizaje.
- Rebajar la frustración: no siempre se consiguen los resultados deseados, sobre todo a la hora de competir. Hay que aprender a convivir con las limitaciones de cada uno y trabajar para aceptarse y adaptarse a las circunstancias que surjan.
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